martes, 21 de julio de 2015

EL CUENTO DE UNA BRUJA

POR: IACM

Un hombre se casó con una muchaca sin saber que era una bruja.
Aquella muchacha, todos los días, después  de que dormía su esposo, agarraba su rebozo, salía despacio y se iba al monte.
Así lo hacía todos los días; una vez, su esposo se despertó y se dio cuenta de que su esposa no estaba en su hamaca.
Y esperó que volviera.
Antes de que amaneciera, vio entrar a su mujer, pero no le dijo nada, hizo como si estuviera durmiendo.
Aquel hombre, a la siguiente noche, se acostó en su hamaca, y espero a que saliera su esposa.
Entonces aquel hombre, se levantó también, y siguió a su esposa.
Aquella muchacha entonces, cuando llegó a un claro del bosque, se desnudó completamente; y se quito su piel, y comenzó a gritar; pero su esposo no entendía lo que entre gritos decía.
Después de que se dio cuenta a donde iba y lo que hacía su esposa, aquel hombre volvió a su casa.
Al poco rato vió que su esposa también volvía. Cuando amaneció, aquel hombre le dijo a su esposa:
-          Señora muéleme dos bolsas de sal -. Aquella muchacha le molió la sal, pero antes d eso le pregunto: -¿para qué la quieres?. – Aquel hombre no le contestó a su esposa.
Una noche, después de que salió su esposa, agarro su machete y salió destras de ella.
Entonces vio que su esposa llegaba a aquel claro del bosque; la noche era clara con la lu de la luna. El señor se escondió detrás de una ceiba; entonces vio como su esposa se quitó de nuevo su piel, se puso donde estaba la luz de la luna y empezó a gritar.
Mientras su esposa gritaba, el señor se acrecó despacio donde estab la piel de su esposa y la agarró y le puso la sal. Después de que le puso la sal a la piel, volvió a su casa de nuevo.
Después de que la esposa del señor termino su ritual, quiso ponerse su piel pero no pudo, ya que se le resbalaba de su carne.
Desde ese día se escucha por el bosque, gritos de dolor de la muchacha, que no pudo ponerse de nuevo su piel, y su esposo, se fue del pueblo, por temor a que lo busquen por su esposa y que lo maten.


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